PISOS DE MADERA: Protección, cuidado y mantenimiento
Esta es la duodécima, de una serie notas, a través de las cuales nos proponemos aportarle conocimientos básicos y técnicas indispensables, que debidamente observadas, le aportarán el criterio necesario, tanto para poder llevar adelante las tareas para la colocación de un piso de madera, como para poder valorar el nivel de profesionalismo con el que se comporten las empresas a las que eventualmente les solicite presupuesto para cumplir con sus requerimientos. Antes de su lectura debe tener en claro, que este material instructivo, está concebido como respuesta a situaciones genéricas y fue planteado con un perfil absolutamente ilustrativo, por lo que, para ser aplicado, debe adaptarse a cada situación específica.
La madera sigue siendo desde hace siglos, el material más elegido a la hora de colocar un piso en el hogar.Un piso de madera, aporta belleza y brinda calidez, por su colorido veteado y su variada y agradable textura. Mantenerlo siempre hermoso, es cuestión de observar una serie de mínimos cuidados que se basan en prevención, cuidado y mantenimiento.Inicialmente, partimos de la suposición que su terminación y acabado final cumplen los requisitos expresados en la Nota 10.
Si los pisos de madera han sido protegidos con lacas de base poliuretánica, es conveniente utilizar productos exentos de amoníaco, ácidos o solventes y que tampoco contengan partículas abrasivas.
Del mismo modo se sugiere no utilizar mops, trapeadores, escobas o escobillones ásperos, gruesos o demasiado duros que puedan rayar la superficie del piso.
Para mantener limpios los pisos hidrolaqueados, no es conveniente utilizar productos con contenido de siliconas, detergentes, aceites, ceras de elevada densidad, jabones, limpiadores en base a vinagre u otros ingredientes ácidos.
Para estos pisos podemos utilizar ceras líquidas o en pasta, pero solo en casos de muy baja densidad.
En general, no son recomendables para ninguno de los dos pisos, aquellos productos que generen “capas’ como por ejemplo las antiguas ceras en pasta o con elevado contenido de siliconas.
Esto se debe a que estas “capas” de cera nunca tendrán la dureza superficial necesaria como para soportar el desgaste producido por el tránsito habitual de los habitantes de la casa, por lo tanto, en las zonas más transitadas quedarán los “caminos” de aspecto más claro y los rincones o lugares poco transitados más oscuros por acumulación y oxidación de la cera, dando un aspecto desagradable.
En muchos casos, ante esta circunstancia, se cree que la calidad de acabado o terminación del piso aplicada no es buena, pero en realidad el problema se solucionará removiendo la cera y utilizando un producto más adecuado.
Para evitar este inconveniente, también es necesario tener precaución a la hora de decidir la frecuencia con la que aplicar ceras o productos similares a los pisos.
Es importante no confundir limpieza con protección, si el plastifcado o hidrolaquedo con la que se ha protegido al piso son de buena calidad, no necesitan de protección adicional, solo necesitan limpieza.
Los pisos de madera, en general, se deben limpiar con cepillos, escobillones o escobas o finas y más bien suaves o con paños de limpieza, trapeadores o mops, apenas húmedos y bien escurridos.
Aunque en realidad, el procedimiento de limpieza ideal es el que se realiza mediante aspiradora.
Si es posible, se debe llevar a cabo cualquiera de estos procedimientos de limpieza diariamente, para evitar que se acumule polvillo y partículas de residuos que se comporten abrasivamente al caminar sobre ellos.
Por supuesto que la frecuencia de limpieza, también estará ligada directamente a la frecuencia e intensidad de uso.
También es importante observar algunos cuidados de sencillo cumplimiento para preservar durante muchísimo tiempo el aspecto inicial de nuestros pisos de madera, sin importar el tipo de acabado superficial con que lo hayamos protegido.
Como por ejemplo: Cuidar que las puertas abran y cierren sin tomar contacto con el suelo. Para eso es fundamental que todas las puertas sean debidamente ajustadas mediante su cepillado al momento de finalizar con la instalación del piso o de la nueva puerta. Proteger las partes de los muebles que estén en contacto con el piso, mediante regatones de goma, plástico o goma EVA (etileno-vinil-acetato) o paño, en función del tamaño de la parte en contacto y del peso del mobiliario. Colocar esterillas, moquetas, alfombrillas o felpudos en todas los accesos a los ambientes revestidos con pisos de madera, es una excelente manera de lograr que el polvillo que viene adjunto a las suelas de los zapatos del exterior que den en gran parte retenidas en estos elementos, de fácil colocación y remoción para su limpieza. En caso de utilizar calefacción, no sobrepasar los 50 grados centígrados o 323 grados kelvin.
Evitar toda contingencia que pueda producir humedad excesiva para los pisos de madera, asegurándose el buen estado y la estanqueidad de caños de desagotes, cañerías de transporte de fluidos.
Con la misma finalidad, es importante asegurarse el conveniente sellado de cualquier abertura que conecte al piso con el exterior o con habitaciones de gran humedad ambiente, como baños, cocinas, lavaderos y garajes.
Por otra parte resulta poco recomendable colocar, sobre el piso de madera, macetas, vasijas, floreros, potes, tarros o cualquier otro elemento, no solo por el peligro que puedan verter parte de su contenido líquido sobre el piso, sino por la humedad que se acumula debajo de ellos.
Del mismo modo, las alfombras de material sintético, no solo pueden conservar mayor humedad ambiente debajo de su superficie, sino que además producirá oscurecimiento del piso, al mantenerlo alejado del contacto con la luz.
Esto último también lo ocasiona el uso de cualquier tipo de carpeta, moquete o alfombra que se coloque sobre un piso de madera, por lo que no se recomienda su utilización.
Otro aspecto clave, que no suele ser respetado, es el plazo de “curado” y secado de la carpeta nueva o recientemente reparada.
Este tiempo que debe esperarse antes de su utilización es necesario para que alcance los niveles mínimos de humedad y se estabilicen los materiales que la componen.
Se recomienda respetar un tiempo de “curado” que puede estimarse en 30 días por cada centímetro de espesor de carpeta y siempre supeditado a las singulares condiciones climáticas y ambientales de cada obra en particular.
Por último, cuando la colocación deba realizarse sobre pisos ya existentes de cualquier tipo, como cerámica, madera, mármol, porcelanato, granito, laja o cualquier otro material calcáreo o cementicio, resulta indispensable remover la grasitud, cera, esmalte o toda capa de recubrimiento o material superficial que impida la correcta acción posterior de los adhesivos.
Esta tarea, debe ser realizada a través de distintos procedimientos que pueden ser químicos y/o mecánicos.
Para conocer cuáles son las dificultades que pueden generarse en sus pisos a través del tiempo, por favor leer:
Problemas habituales en pisos de madera
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